Por mucho motivos diferentes, las mujeres del siglo XXI corren todo el día en el trabajo, el arreglo de la casa, el cuidado de los chicos y otros mil compromisos. En medio de la vorágine, casi todas anhelan un poco de serenidad.
Esta calma es posible si establece los prioridades adecuadas y tiene la valentía para creer en usted misma y no dejar de perseguir sus ideales.
A veces, la forma en que se asumen las responsabilidades nos hace olvidar qué es lo que verdaderamente importante.
Mantener la casa limpia, ordenar y con un clima acogedor es realmente una tarea valiosa. Sin embargo, ¿no pierde sentido si para hacerlo pasa todo un día sin jugar ni un ratito con sus hijos?
Nadie discute la importancia de cumplir con sus tareas laborales, pero ¿será realmente tan grave tomarse la hora del almuerzo para escuchar el problema de una buena amiga o para reflexionar sobre sus propios deseos y necesidades?
Cuando al final del día puede contar un momento lleno de calidez y sentimiento, el esfuerzo no habrá sido en vano.