No es novedad que el aire de las ciudades está altamente contaminada por diferentes sustancias como, por ejemplo, el óxido de nitrógeno, el dióxido de sulfato, el óxido de hierro, las radiaciones, los plaguicidas y el causante de estas líneas: el plomo.
Todavía hoy muchas personas usan nafta con adictivos de plomo; más exactamente, con tetraetilo de plomo. Estas partículas son expelidas por los autos en funcionamiento y pueden llegar a fijarse en la superficie de los alimentos expuesto en comercios al aire libre. El ejemplo más claro de ello son las fruterías y verdulerías que exhiben la mercadería en góndolas ubicadas en la veredas de las calles.
Esta sustancia resulta ser muy toxica para la salud del ser humano, ya que el organismo la confunde con el calcio y la asimila, ocasionando (a la larga) alteraciones en el funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso.
Si bien la contaminación debe ser muy alta para ver los trastornos, siempre es conveniente evitarla.
Para ello, se recomienda lavar a fondo las frutas y las verduras que se compran en este tipo de comercios, y, a los conductores, se les aconseja consumir naftas libres de plomo para poder terminar definitivamente con este problema.