No es una novedad: los gatos arañan objetos porque se hacen la manicura y además para marcar con su olor su territorio. Lo malo de esto es que más de una vez lo hacen con nuestro sillón predilecto, arruinando el tapizado. Lo que pasa es que el tacto de una superficie es lo que más le atrae. Y más allá de que le compremos un tronco rascador, a ellos no los fascina demasiado.
A ellos les gusta extender las uñas y deslizarlas de arriba abajo por el material del sillón, sobre todo si no tienen que chocar con costuras u otros impedimentos.
Y como la mayor parte de los sillones están hecho con el material que los fascina no necesitan buscar más.
Ellos necesitan dejar huellas visibles. El remedio es fabricarles postes caseros con la madera que se utiliza para hacer cercos o vallas y también forrarlos con telas para que las uñas se agarren bien. Incluso se puede recurrir a fundas de plástico flexible para las garras, se coloca una en cada uña y de este modo se pueden prevenir los daños, aunque a ellos no los conforme demasiado.
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