El limonera habita en muchos jardines, pero en realidad es originario de la India y se cultiva en los climas mediterráneos y subtropicales de todo el mundo.
El mejor momento para recolectarlo es en invierno, cuando el contenido de vitamina C es más alto. Sus principios activos son aceite volátiles, cumarias, bioflavonoides, mucílagos y vitaminas A, B1, B2, B3 y C. Contiene calcio y otros minerales como fósforo, hierro y sodio.
Debido a sus efectos antisépticos y depurativos, es un elemento valioso para combatir un sinfín de malestares físicos. Por ejemplo, es ideal para las infecciones externas, porque es un potente antibacteriano; además es antirreumático y antioxidante. Y fortalece las paredes interiores de los vasos sanguíneos, especialmente las venas y los capilares.
En jugo, es perfecto para los resfriados y las afecciones respiratorias. Actúan como tónico del hígado y del páncreas, mejora el apetito y ayuda a mitigar la acidez estomacal. Alicia las llagas bucales y los dolores de garganta. Además es un excelente antioxidente.