Si quiere que las plantas de sus macetas cobre más vida, existe una técnica de riego muy beneficiosa. Se trata de riego por «inmersión» o «capilaridad», un procedimiento que reduce la absorción de agua de los vegetales de manera natural. El método es muy sencillo; sólo hay que colocar la maceta en un recipiente más grande lleno de agua -como un balde, la pileta de lavar la ropa o la bañera-, pero sin que llegue hasta el tope. Deje reposar la maceta durante unas horas; cuando observe que su superficie está húmeda (es decir, que la planta ha absorbido el agua), ése será el momento exacto en que habrá que retirarla y dejar que se escurran los excesos. Esta técnica ofrece muchas ventajas; una es que con ella se logra que la planta incorpore sólo la cantidad exacta de agua que necesita; por otro lado, con la inmersión se evita el peligro de «lavar el suelo», la pérdida de nutrientes y minerales que a veces ocasiona un riego directo demasiado abundante.