En los gatos, los ojos claros y brillantes son un síntoma de buena salud. Estos órganos, especialmente diseñados para captar el máximo de luz, poseen en esta especie la propiedad de adaptar su pupila a diferentes intensidades lumínicas. Por eso es fundamental estar atenta ante cualquier problema que su gato pueda padecer en la vista.
Un punto a favor es que en la mayoría de los casos los cambios de apariencia de los ojos (ya sea debido a infecciones o heridas) siempre son fácilmente detectables. Los síntomas que hay que vigilar permanentemente y que pueden ser un indicador de un problema más grave son los siguientes: secreciones o lagrimeo excesivo, cualquier cambio de color, inflamaciones en el párpado y sensibilidad anormal a la luz. Cuando perciba alguna de estas anomalías es imprescindible que consulte de manera urgente a su veterinario: un simple trastorno sin tratamiento puede llegar a producir la pérdida parcial o total de la visión.
En general, las enfermedades oculares del gato se solucionan con antibióticos y pomadas de fácil aplicación, como la conjuntivitis. Tenga presente realizarle a su gato un test de visión cada seis meses; hágalo en su casa del siguiente modo: cúbrale un ojo y vaya acercando su dedo hacia el otro, hasta que el animal parpadee, si no lo hace es que existe algún problema. Para poner a prueba los reflejos de la pupila basta con un destello de linterna dirigido hacia los ojos.
Vea también cómo puede bañar a su gato y cómo alimentarlo.