El reposo es uno de los métodos más efectivos y simples para ganarle la batalla al resfrío y a la gripe, así como también devolverle su verdadero potencial al sistema inmunológico.
Por otra parte, está científicamente comprobado que los paciente que guardan reposo durante las primeras 48 horas posteriores a la aparición de la enfermedad se recuperan con mayor rapidez y facilidad que aquellos que deciden continuar con sus actividades laborales como si nada pasara.