No es un truco de magia, pero le permitirá convertir a sus cacerolas en similares a las antiadherentes. La olla debe estar perfectamente limpia. Hay que llenarla con una mezcla de agua y dos cucharadas de ceniza de leña. Se hace hervir durante unos minutos y luego se lava. En sus próximo uso, podrá comprobar que quedó igual a las cacerolas donde la comida no se pasa ni se pega.