Prepare los platos deliciosos con los que acostumbra a agasajar a los suyos serán más agradable aún si el ambiente en el que trabaja tienen detalles únicos y personales. Sólo agregando un toque diferente, la cocina cambiará de color.
Para armar un rincón moderado sobre la mesada, nada mejor que juntar algunos frascos de vidrio transparente, de formas variadas y, eso sí, con tapa de corcho. Fideos, arroz, galletitas y hasta frutas secas, todo se convertirá en un «relleno» ideal.
A su vajilla de todos los días, anímese a pintarle, con acrílico de un color contrastante, motivos de lunas, soles, girasoles o lo que se le ocurra. Quedará renovada, linda y serán una invitación a tomarse un cafecito.
Con una inversión de pocos pesitos, renueve su portarrollo de cocina. Tanto los que son de pie como los que se cuelgan, viene con el agregado de flores de opalina y con simples animalitos o formas geométricas de metal como adorno extra. En el momento de poner sazón a sus comidas, pruebe con los saleros y pimenteros que imitan canillas, de acrílico y en colores puros. Pequeñas pero rendidoras inversiones.