La independencia que ganaron casi de golpe con la llegada de la adolescencia puede hacer que los chicos y las chicas se sientan un poco superhéroes.
Un poco más de libertad puede darles la idea de que están listos para afrontar toda situación. Sin embargo, en lo más profundo de su conciencia saben que necesitan la guía y el apoyo de sus padres.
Por supuesto que los límites muy estrictos sólo generan rebeldía. Por eso, lo recomendable es elegir el momento en que están tranquilos y no se sienten tan omnipotentes para dialogar con ellos.
El objetivo es hacerlos reflexionar sobre la idea de que, aunque su deseo de superación es muy importante y valioso, esto no vale nada si no puede hacerlo con sabiduría, meditando cada paso y en buena relación con los seres que lo rodean.
En pocas palabras, pueden que lleguen a ser muy exitosos, pero no disfrutarán de ello, porque al estar tan concentrados en sus logros habrán descuidado su familia y sus amigos.
Además, ¿no cree que es una buena idea para que todos pongamos en práctica?