Cuando las hojas se marchitan, a finales del verano, extraerlos de la tierra, cuidando no dañar las raíces.
Separarlos y etiquetarlos por especies. Ponerlos a secar en un lugar ventilado y oscuro.
Cuando estén secos, retirarles la tierra, las raíces y tallos, dejando los bulbos completamente limpios.
Completar la limpieza con un pincel suave. Guardarlos en bolsitas de papel. Los que florecen en primavera se plantan en otoño y los que florecen en otoño, en primavera.