¿Quién dijo que haciendo dieta no se puede comer sabrosos guisos? Apúntese estos secretitos para cocinar bien sano:
– Reemplace el aceite para el salteado inicial de la cebolla, ajo y ajíes por rocío vegetal y gotas de caldo. Se ahorra así una cantidad importante de calorías y grasas, conservando así el sabor tradicional.
– Es conveniente utilizar caldos desgrasado para la cocción, ya sean caseros o comprados, para ello se deberá enfriar en la heladera y quitarles la grasa de la superficie.
– Para que las aves y carnes queden más tiernas se las puede dejar macerar antes de la cocción con leche y sal al menos por 2 horas, o con vino y especias.
– Estos caldos se deberán agregar de a poco (gota a gota) durante la cocción para evitar que la preparación se seque y para que no queden aguachentos.
– Para evitar la acidez de las salsas de tomate y reemplazar el azúcar que habitualmente se utiliza para ello se puede agregar zanahoria rallada a la cacerola.
– Utilice un volumen importante de verduras para reemplazar las papas, choclo, arroz, batata y fideos que habitualmente llevan y usar poca cantidad de carne, ya
que dentro de la cazuela son quienes aportan la mayor proporción del valor calórico.
– Otra forma de otorgar humedad y sabor a los guisos es utilizar vinos secos, ya que por la acción del calor se evapora el alcohol y las calorías que éste aporta, conservando en cambio todo el aroma.
– Prefiera los cortes más magros de carne de vaca (lomo, peceto, nalga, bola de lomo, cuadril, paleta, bifes sin grasa) o pollo sin piel, pescados de todo tipo y mariscos. También cortes magros de conejo y cerdo (o sus fiambres, pero no los embutidos) y si utiliza cordero, en lo posible elija el patagónico fueguino, ya que contiene muchos menos grasas.