El ritmo de la vida moderna no es lo más indicado para alimentarnos en forma organizada. En consecuencia, muchas veces salteamos comidas y, cuando logramos sentarnos a la mesa, nos abalanzamos a famélicas sobre un plato preparado velozmente o pedido al delivery.
En estos casos, los problemas más frecuentes son constipación, debido a dietas pobres en fibras; la aparición de cálculos urinarios, por el abuso de dietas con lácteos descremados y tratamientos prolongados de vitamina D, que provocan el depósito de cristales de calcio y la formación de cálculos urinarios.
Otro de los problemas es la caída del cabello, debida a falta de proteínas.
Por eso se recomienda repartir su ingestión en tres comidas diarias.
El cansancio permanente es el síntoma más frecuente de una mala alimentación, que puede deberse a falta de calcio, de azúcar o de sal.
La solución más adecuada es equilibrar la alimentación y, ante la duda, concurrir al médico.
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