Además de elegir un producto con factor adecuado de protección es imprescindible saber utilizarlo de forma correcta.
Cantidad: no basta con una fina capa de producto para mantener la piel bien protegida; está comprobado que la cantidad debe ser abundante y que debe aplicarse hasta en lugares insólitos como las orejas, el cuero cabelludo y la nuca.
Momento Ideal: quince minutos antes de la exposición al sol. De esta manera, la piel absorberá el producto y estará mucho más protegida desde un primer momento.
Continuidad: con una sola aplicación no basta, ya que la eficacia de los protectores solares disminuye notoriamente a los largo del día e, incluso, puede perderse con la traspiración, el lavado accidental o el roce continuo. Es por ello que los dermatólogos recomiendan aplicarlo cada dos horas y después de cada baño en el mar o pileta.
Autobronceantes: antes de usarlos por primera vez, conviene hacer una exfoliación y aplicar una buena crema hidratante a fin de evitar que el producto se absorba de manera despareja y termine manchando la piel. También durante todo el tratamiento deberá alternarse el uso del producto con una buena hidratación.
El autobronceante debe aplicarse sobre la piel ligeramente húmeda y dos o tres veces al día, con intervalos de tres horas, aproximadamente. Cuando la piel haya tomado color, las aplicaciones podrán reducirse a dos veces a la semana.
Un consejito: después de aplicarlo sobre la piel del rostro conviene esperar a que se absorba para, luego, pasar un hisopo sobre la zona de arruguitas.
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