Apoyar la escolaridad de nuestros hijos no necesariamente es una tarea pesada ni aburrida. De hecho, casi sin darnos cuenta, las vacaciones de invierno pueden ser un buen momento para estimularles el gusto por el saber y aprender.
Por ejemplo, si su hijo está estudiando peces, se divertirá mucho visitando un acuario o recorriendo junto a usted sitios de Internet que muestren especies de otros puntos del planeta.
A los más chicos, que cursan el jardín o los primeros grados primarios, lo que les gusta es demostrar lo que aprendieron. Así que si observó que estuvieron trabajando con el clima, pregúntele si sabe salir a la calle con o sin paraguas o con una remerita.Una lectura del diario de a dos, sin duda, hará que surjan preguntas porque los chicos tienden a relacionar lo que recién aprendieron con lo que ven. Si su hijo no lo hace, usted mismo podrá establecer relaciones entre sus lecciones de historia y noticias actuales o hasta aprovechar los juegos para practicar sus recientes lecciones de matemáticas.