Es común que al lavarnos las manos o al llenar un recipiente, las canillas se resientan con las gotas que caen sobre su superficie. Y, sobre todo, con las gotas de espuma en el momento en que nos estamos lavando. Limpiar esaa superficie es simple, pero no ocurre lo mismo con las esquinas y los bordes menos accesibles. Lo mejor es usar un cepillo de dientes viejo. Bastará con embeberlo con agua jabonosa y frotar con el mismo esos sitios.
Pero, si las canillas tienen sarro acumulado -fundamentalmente en zonas con aguas duras- se puede eliminar el mismo pasando un trapo embebido en vinagre. Si el sarro fuera muy rebelde llene una bolsa de plástico con algún producto disolvente como el vinagre y átela al grifo, dejándola actuar un par de horas antes de enjuagar.