La hora de comer a veces se convierte en un campo de batalla porque la propuesta no resulta atractiva como para los chicos dejen los juegos y se sienten a la mesa. Entre gritos y órdenes, es difícil que tanto ellos como los adultos puedan disfrutar de una comida.
Una forma más sencilla de alimentarlos sin malas caras es aprovechar el maravilloso invento del sandwich.
Entre dos panes, si son de harina integral mejor, puede colocar desde una hamburguesa de carne, pollo o pescado acompañada con toda clase de verduras crudas y cocidas, huevo, mayonesa, queso, jamón y otros alimentos verdaderamente nutritivos.
La presentación es muy importante para los más chicos. Además, esta forma de comer, acompañada por una buena cantidad de servilletas de papel, les permite continuar con su entretenimiento sin «perder tiempo» en la aburrida tarea de alimentarse.