Para que las pastas no se peguen no necesita usar aceite. Exprima un limón. Ponga el agua a calentar en una cacerola y cuando rompa el hervor eche las pastas como siempre. Agregue enseguida todo el jugo del limón. Revuelva bien y compruebe el resultado. Este método es más sano y económico y no deja olor ni sabor.