Las estadísticas a nivel mundial dicen que la cuarta parte de la población de adultos tiene, en algún momento, problemas graves relacionados con el sueño.
El estudio que permite descubrir todas las alteraciones se llama polisomnografía nocturna y se hace mientras la persona duerme. El paciente tiene que pasar una noche en un centro médico, en una habitación donde pueda estar tranquilo. Se le colocan sensores que registran su actividad cerebral -como en un electroencefalograma- y también se evalúa la respiración, el nivel de oxígeno, la actividad cardíaca y los movimientos de las piernas entre otros estudios.