Los chicos necesitan de los adultos para vivir. No sólo por el alimento y refugio que pueden proveerles, sino porque ellos marcan su forma de ser, su autoestima y su seguridad. A través del afecto, los padres, abuelos y otras relaciones, los guían por un camino tranquilo y feliz.
Por eso, cuando una pareja se separa, aunque continúen viendo a ambos padres, los chicos pierden esta estructura familiar que tenían. Al aparecer los nuevos maridos y mujeres es casi seguro que establezcan un vínculo afectivo diferente, pero fuerte, sobre todo con los más pequeños.
Preste atención. Si usted siente que la nueva mujer de su ex marido representa un peligro para su relación madre-hijo o está celosa de ella, su hijo lo percibirá a través de sus comentarios y actitudes. Ellos creerán realmente que la nueva mujer pone en peligro a su mamá y cortarán la relación, porque si hay algo de lo que están seguro, es que no quieren perder, ahora también, a su mamá.
Esto no es positivo, los chicos que actúan así quedan atados a ese padre y se vuelven más introvertidos y dependientes.