La clave para aprovechar todas las vitaminas y minerales que proporcionan las verduras a nuestro organismo no está sólo en cocinarlas teniendo en mente todos los recaudos, sino también en saber almacenarlas de la manera correcta.
Lo que sucede es que las verduras poseen una enzima. Estas ayudan a la síntesis de las vitaminas mientras que la planta está en el período de crecimiento, pero una vez maduras o cuando se las arranca de sus planta, las mismas enzimas comienzan a ser destructivas. Esta reacción nociva sigue progresando a temperatura ambiente; lo que debemos hacer, entonces, es tratar de detener esta reacción enzimática; ¿cómo?, mediante el lavado, el secado y la refrigeración de dichas verduras, si es que no van a consumirse en el momento de compradas, por supuesto.
Lo correcto es lavar minuciosamente las verduras, secarlas y envolverlas en un trapo húmedo. Después se llevarán a la heladera o a algún sitio frío o oscuro.
En el caso de las zanahorias, las cebollas y las papas solamente deben mantenerse en un lugar frío y bien aireadas para que puedan permanecer perfectas durante varias semanas.