Para declararla la guerra definitiva a las polillas y salir victoriosa puede recurrir a diferentes alternativas. La primera y muy conocida es colocar en el placard provisiones de naftalina; pero, para ello, primero deberá limpiar cada estante a fondo, ya que estos insectos se reproducen en el polvo y la suciedad.
Si es posible, guarde las bolsas que tenga con retazos de tela y los ovillos de lana en otro placar que no sea el mismo en el que guarda su ropa, cóloquelos dentro de bolsas de polietileno con naftalina en su interior. En todos los casos, recuerde que la naftalina debe cambiarse cada cinco o seis meses.
También existen alternativas más naturales como, por ejemplo, reemplazar la naftalina por bolsitas de seda o de tul rellenas con una mezcla de calvos de olor, pimienta negra en grano y canela. Su aroma es mucho más agradable y el efecto antipolilla muy similar.
Otros de los productos caseros son el alcanfor y las cáscaras de naranjas, que deben colocarse en lugares donde no toquen las prendas, ya que pueden llegar a mancharlas.