Para lograr una alimentación sana y completa hay que proveerle al organismo una dieta alimentaría bien variada, basada preferentemente en alimentos naturales, horneados o cocidos al vapor, que deben ser ingeridos con una masticación lenta que permita una buena digestión.
Aquí le brindaremos tres pautas fundamentales para lograr el objetivo sin mayores sacrificios. Debe aumentar el consumo de hidratos de carbono complejos, presentes en los cereales y derivados (pan, pastas), legumbres (porotos, arvejas, lentejas) y vegetales (papa, batata), muy importante en personas diabéticas o con riesgo a serlo, ya que contribuyen a mantener constante los calores de glucosa en sangre. Las fibras, que se encuentran en cereales integrales y derivados, legumbres, frutas y verduras, facilitan el funcionamiento intestinal y evitan la constipación diverticulosis, enfermedades cardiovasculares, colon irritadble y el cáncer de colon.
El segundo punto consiste en moderar el consumo de sodio (sal, fiambre, enlatados), de azúcares simples (azúcar común, golosinas y gaseosas) y de alcohol, que no debe superar los dos calores diarios.
Finalmente, debe tratar de disminuir al máximo el consumo de grasas de origen animal presentes en las carnes de alto tenor graso, fiambres, vísceras (sesos, hígados, riñones) y cárnicos conservados y priorizar la leche y sus derivados, en especial los descremados, y no consumir más de dos yemas por semana.