A diferencia de los seres humanos, los animales son perfectamente capaces de tener cría sin asistencia de terceros en la amplia mayoría de los casos. Si tenemos mascotas en casa, nuestra función al momento del alumbramiento es vigilar que no surjan complicaciones o inconvenientes. Las gatas tienen, al igual que las mujeres, un primer período de contracciones que suelen ser dolorosas, hasta que llega el momento de la expulsión de las crías. Esto se produce casi siempre en pocos minutos. La gata se encargará de desgarrar el cordón umbilical y la placenta que envuelve las crías. No nos debe sorprender que la «reciente madre» se compra parte de la placenta, ya que utiliza la misma (que tienen una gran cantidad de hormonas) como una ayuda para la producción de leche.
Es posible que, tras el corte del cordón, se produzca una pequeña hemorragia, pero se corta en seguida. La función del veterinario es efectuar la limpieza y las curaciones (si fuera necesario) del aparato genital de la gata. Por eso, no es necesario llamarlo hasta que el animal haya dado a luz, salvo que antes surgieran problemas.