Aunque regar puede parecer una tarea sumamente simple, esta actividad tiene sus alteraciones. Por eso, antes de empuñar la regadera o conectar la manguera, tenga en cuenta estas indicaciones:
- Riegue durante las primeras horas de la mañana o bien luego de la caída del sol, de esta manera el agua no se evaporará y tendrá tiempo de penetrar en el sustrato y llegar a las raíces.
- Riegue junto al pie de cada planta con una regadera sin rociador hasta que la tierra ya no absorba más agua; eso si, evite llegar a formar un charco. Este sistema impedirá el desarrollo de las hierbas en el sustrato circundante.
- No es conveniente conectar la manguera a la canilla para regar arbustos y plantas ya que la presión excesiva que trae el agua de la red apelmazará el sustrato. Con respecto al césped, podrá usar la manguera pero con lluvia fina.
- Si sospecha que en las horas posteriores al riego se producirán heladas, suspenda esta práctica.
- Para incorporar abonos solubles es necesario regar previamente el suelo y recién después añadir el fertilizante.
- Si se trata de especies cultivadas en maceta, tenga en cuenta que es imprescindible que el cepellón (raíces y tierra) quede saturado, el exceso se eliminará por el agujero de drenaje que posee el recipiente. Aproveche las sesiones de riego para verificar el estado de la planta; si detecta que el agua sale inmediatamente después de regar significa que las raíces están pegadas a las paredes del recipiente, por lo tanto necesitarán más espacio.
- Las especies que requieren mucha humedad como las azaleas y hortensias, podrán someterse a un riego de inmersión. Introdusca la maceta dentro de otro recipiente con agua; cuando dejen de aparecer burbujas significará que el sustrato está saturado.