Armonizar la convivencia con los mayores de la familia requiere de esfuerzo, dedicación y mucho amor.
A casi todos nos pasa: un día nos damos cuenta que nuestros padres necesitan recibir cuidados como un hijo más. Si viven en casa, es común que se generen situaciones difíciles, la convivencia puede tornarse agobiante, ya sea por diferencias de criterios, que se hacen más notorias por el esfuerzo que significa cuidar a una persona que tiene años y tal vez alguna enfermedad asociada a la vejez o porque, en nuestro afán de que no corran riesgos innecesarios, limitamos sin querer sus posibilidades de desarrollarse plenamente.
Estas son algunas ideas para que, sin alterar la estabilidad de la familia, ellos se sientan a gusto, integrados y con un lugar en la casa.
Mantener su autonomía: Los mayores deben aprovechar todas las posibilidades que tengan de movilizarse con libertad. Si pueden evitar las sillas de ruedas o los bastones, que lo hagan. Algunos ancianos se ponen más dependientes de lo que en realidad son, pero esto lo perjudica, ya que la inmovilidad acelera el deterioro.
Alentar sus iniciativas: Cuando quieren salir a pasear o ir de visita, hágase un ratito y acompáñelos. Una caminata corta les proporciona ejercicio y alegría.
Interesarse por su vida: Saque temas de conversación sobre sus actividades, sus gustos y rutinas para que se sientan integrados. Es cierto que tienden a contarnos las mismas cosas varias veces, pero sólo si dialoga con ellos podrá estar al tanto de sus sentimientos y necesidades.
Comuníquese: A veces, la gente mayor parece tener su propio discurso, y nos toca escucharlos. Otras veces, seremos nosotros los que les hablaremos de la actualidad, los nietos, la vida diaria. Preocúpese especialmente por mantenerlos informados sobre los movimientos de la casa y por cuidar la armonía en las conversaciones.
Encárguele tareas pequeñas pero fijas: Algo en la cocina o en la casa, el jardín, el cuidado de los chicos a determinadas horas pueden adoptarse a su ritmo. Les servirá para obligarles a estar con la mente abierta.
Cómpreles una mascota fácil de cuidar: Un perro, una tortuga, un pájaro proporcionan la sensación de que es útil, y es una maravillosa compañía. Es importante que se elegida por ellos mismos.
Vigilar su salud física y mental: A veces, los mayores «envejecen» mucho de un mes a otro. Hay que estar atentas a las enfermedades que ya tienen, seguir su evolución para darles el mayor cuidado posible en casa y evitar las internaciones frecuentes por urgencias. Para esto, es necesario que usted pueda tener una relación fluida con el médico que los atiende e informase de los problemas.
Pida ayuda siempre que lo necesite: La tarea de cuidar a una persona mayor es estresante, y de acuerdo con la personalidad de cada uno, a veces genera tensiones difíciles de sobrellevar. Guarde ratos para usted, porque el amor también cansa.
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