Hay negocios que requieren de una inversión inicial; cuando es así lo mejor es empezar con algún dinero ahorrado y no con un préstamo. ¿Porqué?, porque implica un compromiso legal y hay que estar verdaderamente segura de poder enfrentarlo.
Por eso, si desea pedir un préstamo, el mejor momento es cuando la empresa ya está funcionando, cuando hay continuidad de venta y clientela. ¿Para qué lo pedimos? Para ampliar el negocio, para poner un local, para poder tener empleados. Aquí le contamos cuáles son los distintos tipos de crédito a los que se puede acceder.
Comúnmente, los bancos o financieras no le otorgan un crédito cómo si fuera una «empresa» a las personas que trabajan en su casa; es más factible que le den uno «personal», aunque no es conveniente porque las tasas son muy altas. Además, los requisitos son muchísimos, porque, ante todo, le van a pedir algún documento que certifique los ingresos.
Sin embargo, a través de entidades gubernamentales los bancos tienen líneas de crédito para microemprendimientos. Las tasas son muy bajas y las exigencias son mínimas, por ejemplo, solicitan que se presente por escrito el plan de negocio -que es lo que explica en el cuerpo de la nota-.
Finalmente no debe descartar la alternativa viable y segura de pedirle un préstamo a un amigo o familiar. Puede avalar el pago firmando un pagaré.