Lo primero que debe tener en cuenta en estos casos es que la fiebre no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma. Suele ser causada por una infección vital o bacteriana y es un mecanismo de defensa que ayuda al niño a combatir la infección. Debe verlo el médico para descubrir la causa del problema, pero, mientras espera, algo se puede hacer.
Tocar la frente para saber si tiene o no es un método rápido, pero no certero. Lo mejor es utilixar un termómetro y lo lugares indicados para colocarlo son en la axila o en la boca. Este último debe usarse cuando los niños tienen la edad suficiente como para sostener el termómetro sin morderlo. Asegúrese de deinfectarlo antes de meterlo en la boca y, en los dos métodos, debe mantenerse entre 3 y 5 minutos.
Para bajar la fiebre un baño refrescante es ideal. Use agua tibia y procure que no lo cubra totalmente. Déjelo 15 minutos y luego baje la temperatura gradualmente hasta que esté fría. Luego sáquelo y acuéstelo sin taparlo demasiado para prevenir la retención de calor. Este baño sirve para bajar 2º la fiebre.
Asegúrese de que tome abundante cantidad de líquido y, si no quiere comer, no lo fuerce. Si presenta trastornos digestivos, evite los jugos de frutas. La regla que indica qie su hijo está curado es cuando haya pasado un día entero sin fiebre.
También puede bajar la fiebre de forma natural.