En general, los colores como el naranja, el colorado y el amarillo, todos ellos cálidos por naturaleza, se asocian directamente con los meses fríos del invierno, ya que con sus aires tórridos logran imprimir un plus de calidez en cada habitación.
Sin embargo, estos colores pueden adaptarse perfectamente a los días de verano: el secreto está en elegir un tono dominante, asociarlocon otros que engamen y reservar materiales frescos para completar la decoración del lugar.Se puede pintar las paredes en un tono amarillo claro y utilizar un género que combina este tono con el colorado para confeccionar el cortinado y los almohadones de los sillones. Aparentemente, se trata de una decoración netamente invernal; sin embargo, los muebles que decoran el ambiente son de fibras puras como el mimbre y la arpillera, algo más frescos y típicos del verano. Los opuestos son la clave.
me gusta la musica mucho y los deportes