El gato siamés nació en Tailanda, en ese momento llamado Siam, hace más de 300 años. Su característico color, más claro en el cuerpo y más oscuro en la cara y las extremidades, se debe a un gen recesivo que actúa de acuerdo con el calor corporal. Los cachorros de siamés nacen casi blancos y las partes oscuras van a medida que crecen. También al envejecer, el color claro del cuerpo puede oscurecerse debido a problemas circulatorios. Actualmente existe una gran variedad de tonos, que va desde el azul, chocolate, lila, rojo y crema hasta los pelajes manchados, atigrados o rayados.
El siamés debe ser esbelto y elegante, con una musculatura firme y apretada y una cola larga y delgada. Tiene una cabeza larga, que se estrecha hasta formar un delgado hocico con grandes orejas y ojos azúles. Es muy hábil para saltar y tiene una voz muy aguda y estridente, pero es muy sociable y a menudo ronronea para comunicarse con su amo.