Si usted comenzó a hacer ejercicio físico, cortó con el azúcar y las grasas, aumentó el consumo de agu y aún así todavía no perdió un sólo gramo seguramente hay una razón. Haga un repaso de los ítem que se detallan a continuación y, ante todo, sea honesta consigo misma: seguro que existe una razón.
- Usted está tomando medicamentos.
Algunas drogas modifican el comportamiento alimentario y otras favorecen la acumulación de grasas. Los antidepresivos pueden provocar un aumento del apetito; los tratamientos hormonales, si no están bien controlados acrecientan la retención de líquidos y grasa en los tejidos. Los anticonceptivos orales también traen sus complicaciones. Hable con su médico acerca de los efectos colaterales de la medicación y sobre la dosis adecuada. - Usted no está haciendo una buena actividad física.
Los ejercicios intensos. como el jogging, la gimnasia con aparatos o el complemento de pesas, hacen que se pierda agua a través de la transpiración y queman las reservas de glucosa de los músculos, pero no tocan la grasa. Para reducirla, lo aconsejable es realizar un trabajo de intensidad moderada, pero de larga duración; por eso, realice de 30 a 45 minutos diarios de marcha o caminata rápida, natación o bicicleta a su propio ritmo y respirando profundamente. Así, este tipo de ejercicio con oxigenación ayudará a transformar la grasa de ácidos, que serán eliminados fácilmente. - Usted está reteniendo líquidos.
Ocho de cada diez mujeres padecen este problema, sobre todo los 15 días precedentes a la menstruació. Los estrógenos contienen una reserva de agua y de sal que engrosan los tejidos y, a veces, no se eliminan en su totalidad al final del ciclo. La única solución para expulsar esos 2 o 3 kilos de agua es acelerar el proceso de diuresis por medios naturales. ¿Cómo? Bebiendo como mínimo, un litro de agua mineral por día más infusiones.
Además hay que evitar salar mucho las comidas y los alimentos, como embutidos y conservas. Incorpore a su dieta vegetales como el tomate, el melón y las frutas en general, ya que contienen agua y son pobres en calorías. - Sus adiposidades son localizadas.
Si como la mayoría de las mujeres sus redondeces se localizan en las caderas, la cola, la cara interna de las rodillas o la cara superior y externa del muslo (el conocido «pantalón de montar») su problema no es de dieta. Las adiposidades localizadas persisten aún cuando se alcanze el peso ideal. La solución está en la gimnasia localizada (que ayude a quemar grasa y tonifique los músculos) combianada con tratamientos consmetológicos.