Una antigua costumbre china describe que el cuerpo necesita tres baños diarios: de agua, de aire y de sol para distender las tensiones y mantener la energía. Es una fórmula placentera que le permitirá sentirse mejor y disfrutar de la naturaleza.
El tratamiento con agua es mejor realizarlo por la mañana. Durante el invierno deberá, obviamente, hacerlo en casa, pero en el cercano puede aprovechar la pileta, el río o el mar. El lugar que ocupa este baño es fundamental debido a que el cuerpo libera las células muertas y las impurezas que impiden la respiración de la piel mientras la preparan para recibir el aire y el sol.
La próxima etapa consiste en pasar por lo menos media hora del día al aire libre, que actuará como un excelente tónico para el cuerpo. Tenga en cuenta que puede disfrutar de este baño de la manera que más le guste: camine, trotando, andando en bicicleta o simplemente sentada en una plaza, un parque, en el patio o la terraza de su casa.
Lo importante es que pueda contemplar el cielo y llenar los pulmones de aire puro. Finalmente, dedíquese un buen rato bajo el sol. En verano deberá hacerlo con la piel protegida, pero en invierno disfrútelo sin temores. Su luz y calor actúan como remedio contra la depresión, la anemia, mejora las secreciones hormonales y actúa como desinfectante. También es beneficio para calcificar huesos y dientes.