En la vida cotidiana dividimos nuestro tiempo entre el hogar, el trabajo, los amigos y los hobbis. Sin embargo, en algunos momentos se nos complica destinar un espacio a cada uno sin llegar a superponerlos y sin vivir tras el reloj. La primera de las reglas es revisar detenidamente nuestras prioridades para poder destinarle más tiempo a lo que realmente nos importa. Una vez que tengamos esto bien en claro podremos programar las actividades y sin comprometernos por encima de nuestras posibilidades. Recuerde siempre que, algunas veces, decir no es totalmente necesario en virtud de un interés superior, como nuestra familia y nuestro afecto.
Entonces sí podrá desfrutar a pleno el tiempo destinado a cada una de estas actividades sin interrupciones. Después de todo, el viejo refrán tenía razón:… «El que mucho abarca poco aprieta».