Los gatos de ciudad necesitan contar con una cama propia y disponer de un rincón apropiado para retirarse tanto de día como de noche para reposar.
Puede ser una cesta de mimbre forrado con un paño o una simple manta o una vieja alfombra colocada en un ángulo tranquilo y cálido de la casa.
A veces, ellos mismos eligen su propia territorio protegido de las indiscreciones de la gente u ocupando una posición dominante sobre un viejo mueble, una cómoda o detrás del sillón, pero por cuestiones higiénicas es preferible elegir un lecho lavado, fácil de desinfectar o renovar periódicamente.
Si es plegable, será ideal para transportarlo durante las vacaciones. Si dispone de jardín, patio o terraza lo más indicado es colocar una cucha de madera o fibra plástica o aprovechar una simple caja de cartón con una abertura, siempre que no llueva.
Trate de evitar que se acueste en su cama o el sofá. Luego resultará más difícil eliminar el pelo y el olor de su mascota.
En el campo los mininos están más acostumbrados a dormir bajo los cobertizos, las escaleras, los establos, los devanes, sobre el horno de la cocina económico o panza arriba bajo el sol.