Cuando enfrentemos un problema es importante encontrarle una solución bien meditada, pero más importante aún es que lo que entendemos como un problema sea realmente el asunto que tenemos que resolver. La manera como éste se expresa enmarca la decisión, determinado las alternativas que hay que considerar y la manera como se debe evaluar. Tener en cuenta los siguientes elementos le ayudarán a encontrar mejor la solución:
– Define el problema con creatividad: Huya de los planteos obvios y comunes, busque salirse de lo convencional.
– Convierta los problemas en oportunidades: Los problemas no siempre son malos, recordemos que en medio de las dificultades se encuentran las oportunidades. Evalúe la ganancia que puede obtener de cada situación.
– Pregúntese qué lo llevó a tener que tomar esa decisión: Para identificar el detonante, trate de individualizar lo siguiente: ¿por qué supone que debe tomar una decisión, cómo apareció la ocasión en que detonó el problema y cuál es la conexión entre el detonador y el problema?
Cuando intente identificar el detonador tenga cuidado, porque estos le pueden inclinar a prejuzgar la situación, para ello cuestione sus propias limitaciones al momento de definir el problema.