Adiós a los tonos neutros: Ya el negro y el gris se usaron hasta el hartazgo; es hora de desterrarlos y animarse a los colores intensos, arriesgados y luminosos. Fucsia, turquesa y colorado son preferidos.
Bijou en su justa medida: No es necesario llevar varios collares, anillos y pulseas. Sólo un detalle para acompañar un conjunto sobrio e incluso ninguno de ellos para un equipo de telas algo trabajadas es más que suficiente.
Carteras de alto impacto: Para la noche ya casi no se usan las carteras con manijas largas; en su lugar se prefieren las carteras de manijas cortas y de géneros muy trabajados con piedritas, luminosos espejitos y bordados multicolores. Espíritu muy barroco.
Zapatos que marcan tendencia: Invierno o verano, las sandalias de tiras finas son una apuesta segura para la noche. Sin embargo, este año compiten con ellas las balerinas ultra chatas para llevar con pantalones o faldas a los tobillos.