A pesar de lo que todavía opinan muchos hombres, anímese a subirse a las cuatro ruedas. Si no hay un padre, madre, marido, hermana o amiga que se ofrezca gentilmente a enseñarle a manejar, usted puede acercarse a alguna de las academias que se dedican exclusivamente a este tema.
Cada una tiene su estilo, por lo cual es conveniente consultar con conocidos antes de decidirse por una.
Para que la inversión no se desperdicie, lo más recomendable es asistir a todas las clases y sacar el registro de conductor inmediatamente después de realizar el curso. Tampoco deje pasar mucho tiempo antes de volver a manejar, ya que un buen manejo depende en gran parte de la práctica.
Por lo general, los cursos duran entre 10 y 15 clases prácticas. Algunos también ofrecen información sobre las normas de tránsitos y mecánicas que ayudan a manejar mejor y con seguridad.
Algunas empresas hasta pasan a buscar a los alumnos por sus casas y le prestan el auto para rendir el examen. Si no va a utilizar el mismo auto, trate de que sea de un tamaño y tipo de manejo similar. Esto es importante, sobre todo para la prueba de estacionamiento.